
10 Abr EL CABERNET DE RÁNQUIL: UN EXCEPCIONAL CABERNET SAUVIGNON DEL VALLE DEL ITATA
Cuando descubrimos este viñedo en Ránquil, en el corazón del Secano Costero del Valle del Itata, supimos que estábamos ante algo verdaderamente único. Un rincón con condiciones naturales prácticamente irrepetibles en Chile, que nos ofrecía la posibilidad de elaborar un Cabernet Sauvignon distinto, con un carácter que rompe esquemas y nos invita a repensar esta variedad emblemática.
Las uvas de El Cabernet de Ránquil provienen del viñedo La Capilla, con más de 130 años de historia. Plantado originalmente en cabeza, a una bajísima densidad de 2.100 plantas por hectárea, hoy permanece en una espaldera mínima, con solo los alambres necesarios para sostener sus brotes. Sus suelos graníticos, ricos en cuarzo, permiten un drenaje excepcional y una retención de humedad equilibrada, entregando condiciones excepcionales que pocas veces se ven en viñedos de Cabernet en nuestro país.
Este pequeño viñedo de solo 1,96 hectáreas —ubicado en un campo de 80 hectáreas de bosque nativo y 17 de viña— es trabajado con una maquinaria tradicional tirada por caballos. Es un espacio profundamente respetado por la familia que lo ha mantenido por generaciones, y que hoy nos abre sus puertas para dar vida a este vino excepcional.
Desde Viña Morandé, abrazamos este proyecto con nuestra filosofía orientada al terroir, buscando interpretar las uvas de la manera más pura posible. El Cabernet de Ránquil es fruto de esa búsqueda. Y es que la innovación está en nuestro ADN, en cada paso del proceso de vinificación, comenzando con nuestra curiosidad por explorar diferentes regiones y terruños.
El Cabernet de Ránquil es un vino verdaderamente único, con un carácter extraordinario y distinto que lo diferencia de sus pares y que muestra, la expresión más pura del terroir chileno. Es un vino que en cierto modo recuerda, los antiguos Cabernet Sauvignon de nuestro país.
Con solo 2.000 botellas producidas en la cosecha 2020, esta primera edición fue envejecida durante 16 meses en barricas de roble francés y afinada por dos años en botella. Es un vino que no busca replicar lo que ya conocemos, sino abrir una nueva conversación. Es una invitación a explorar, a sentir el alma de Ránquil y su historia, a través de cada sorbo.
Personalmente, este vino representa un encuentro afortunado entre tradición y visión. Representa la culminación de un siglo de trabajo y cuidado por parte de una familia que ha mantenido este viñedo durante generaciones, combinado con el espíritu pionero y la visión innovadora de Viña Morandé. Reconocemos que las oportunidades de trabajar con viñedos de esta edad, origen, calidad y variedad de uva son increíblemente raras en la actualidad, por lo tanto, nos hemos dedicado a interpretar sus uvas de la manera más pura posible, destacando no solo su carácter, sino, sobre todo, su auténtica singularidad.
El Cabernet de Ránquil es, sin duda, una joya enológica que honra el pasado, se ancla en el presente y abre nuevas posibilidades para el futuro del vino chileno.
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