04 Nov CONOCE 4 DIFERENTES EXPRESIONES DEL CARMÉNÈRE
De una variedad que durante años se confundía con otra, a convertirse en la casta representativa de la vitivinicultura chilena, el carménère vive hoy su mejor momento.
Actualmente, los vinos elaborados con esta uva se encuentran entre los más emblemáticos del país, mostrando calidad en diversas franjas de precio.
Según el enólogo de Viña Morandé, Ricardo Baettig, pasaron años desde su “descubrimiento” en suelo chileno, en 1994, hasta comprender la mejor manera de cultivarlo.
“El carménère permaneció por mucho tiempo atrapado entre el carácter vegetal y la sobremaduración, debido principalmente a haber sido plantado en suelos inadecuados para sus características, demasiado húmedos o fértiles. En los años noventa y en la década del 2000 aprendimos, a prueba y error, que esta uva tan nuestra requiere ciertos cuidados”, destaca el enólogo.
Baettig señala que la uva necesita buenas temperaturas durante un período más prolongado, ya que es una variedad tardía que demora más en madurar en el viñedo. Esta condición climática, junto a suelos arcillosos de buen drenaje — sean aluviales o graníticos —, da origen a vinos de identidad única, con perfil de fruta fresca, especias y taninos redondos.
“Especiado, pero no verde. El carácter levemente herbáceo nos muestra una uva de ‘clima frío’ sin realmente crecer en un entorno con ese perfil”, comenta Baettig.
En Viña Morandé, el carménère se expresa en cuatro etiquetas — entre varietales y blends — que reflejan a la perfección su identidad chilena y su versatilidad.
Pionero Reserva Carménère, por ejemplo, proviene de suelos aluviales con presencia de gravas y arcilla en el Valle del Maule, donde el clima es mediterráneo cálido. Su perfil se caracteriza por frutas rojas como mora y cereza, notas de hierbas frescas, cuerpo medio y delicado, complementado en boca por matices de especias y frutas negras.
También del Maule, de viñedos plantados hace más de 20 años en las cercanías del pueblo de Botalcura, en cerros de la Cordillera de la Costa que miran al valle central, nace el blend Terroir Wines Carménère-Malbec. Aquí, la variedad se beneficia del clima cálido y seco, así como de la mineralidad de los suelos graníticos del Secano Interior del Maule. Junto a la Malbec, da origen a un vino con notas de frutas negras, especias, cedro y un matiz de clavo de olor, muy redondo, jugoso y suave.
Otro eje donde el carménère ha dado origen a grandes vinos, con excelente potencial de guarda, es el Valle del Maipo, específicamente al pie de la Cordillera de los Andes. En esta zona, el clima es mediterráneo templado, con influencia de las brisas frías provenientes tanto de la cadena montañosa como del río Maipo.
Las uvas de Morandé Selección de Viñedos Carménère, por ejemplo, provienen del campo Romeral, donde hay suelos franco-arcillosos de la segunda terraza geológica del río. Plantados en alta densidad, pero con control de poda y rendimiento por planta, generan un vino de expresión única.
En el campo San Bernardo, el perfil climático se mantiene, pero los suelos son más pedregosos, con presencia de arena, arcilla y bajo contenido de materia orgánica. De este terroir nace el complejo, fresco y concentrado Morandé Vitis Única Carménère, un vino elaborado con selección de bayas y una guarda diferenciada: en fudres de 2.000 y 4.000 litros, complementada con un 20% de barricas nuevas de roble francés. A las notas clásicas de frutas negras y especias se suman matices de pimienta, pimiento rojo asado, grafito y toques trufados.
De “difícil” a emblemático, el carménère demuestra mucho más que versatilidad y calidad: refleja la fuerza de la vitivinicultura chilena y el talento de sus enólogos para interpretarlo en sus mejores facetas.
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