Itata, la cuna de nuestro Colinas de Ránquil

Enmarcado en el proyecto de Morandé Adventure, Colinas de Ránquil, es un vino que simboliza nuestro tenaz compromiso con la patrimonial cepa País, representando la exploración de terroirs capaces de llevar la variedad a su mejor expresión a través de un vino de gran calidad y con una identidad muy clara.

Es así, como llegamos al valle del Itata, en la región del Biobío. Se trata de una de las zonas vitivinícolas más antiguas en Chile, con una tradición en torno al mundo del vino de más de 400 años, y es un lugar donde aún pueden verse pequeñas parcelas con viñedos de cabeza esparcidos entre medios de bosques, colinas y pinos.

Hasta hace poco tiempo, la gran mayoría del vino que se producía en la zona se destinaba a vinos simples de consumo local, no obstante, en los últimos años, los viñedos antiguos de variedades como Cinsault, País y Moscatel, han llamado fuertemente la atención de diversos viñateros y su fruta se ha comenzado a utilizar en vinos con más renombre.

El terroir elegido para nuestro Colinas de Ránquil, está ubicado en la zona del Secano Costero de este valle, y posee un suelo muy escaso en Chile. Solo 8,9 hectáreas de este campo están plantadas con parras de cepa País de más de 100 años de antigüedad, las que están sobre un conjunto de colinas graníticas. Ellas ofrecen una gran cantidad de cuarzo en todo su perfil, son ricas en arcillas rojas y presentan suelos franco-arcillosos.

En cuanto al clima, este es cálido y seco, pero, debido a la latitud de Itata y, a diferencia de la zona central, el periodo estival empieza más tarde y termina antes. Esto hace que la madurez sea más lenta, y aunque las temperaturas máximas de verano alcanzan con facilidad los 30° C, frecuentemente hay presencia de lluvias estivales y entradas de la vaguada costera, que refresca el ambiente.  La costa se encuentra, en línea recta, a solo unos 50 km.

Todos estos factores son los que influyen para que Colinas de Ránquil, sea un vino que expresa una privilegiada geografía a través de un vino honesto, complejo y con gran sentido de origen, que plasma el compromiso y experiencia de Viña Morandé, desde hace más de una década, por trabajar seriamente la cepa a lo largo de Chile.