BLACK SERIES, VINOS DE LA NUEVA FRONTERA

La inquietud y el espíritu explorador es y ha sido parte sustancial de Viña Morandé.

La búsqueda de nuevos orígenes es un sello que inició Pablo Morandé pero que ha permeado a todo el equipo de la viña. Fuimos pioneros en el valle de Casablanca y de la mano de Pablo se concretaron importantes hitos como la embotellación de los primeros Carignan del valle del Maule y de Cinsault en Itata.

Con este mismo espíritu explorador llegamos a una de las zonas más australes de Chile, la Araucanía, específicamente a Traiguén en el valle del Malleco. En esta extrema latitud sur, entre la cordillera de los Andes y la cordillera de Nahuelbuta, con suelos volcánicos y clima más bien frío y lluvioso, decidimos hacer vinos con uvas de Chardonnay y Pinot Noir.

Así es como nace Black Series, una línea que busca lograr vinos de singular elegancia y complejidad en unos de los terroirs más extremos del país para la producción de vinos, pero que, sin embargo, es un terroir ideal para la elaboración de Chardonnay y Pinot Noir de alta gama, con un estilo diferente a otros destacados orígenes como Limarí o Aconcagua.

A diferencia de los anteriores, que ofrecen vinos de marcada mineralidad y de acidez punzante, la zona del Malleco nos presenta vinos de gran tensión y austeridad frutal, así como complejidad, balance y fineza. Un estilo muy propio de elegancia en el paladar y sutiliza en nariz y boca, que además con cierta guarda en botella, podemos ver una evolución realmente sorprendente.

El portafolio de Black Series se compone de un Chardonnay, que muestra una acidez tensa y fresca y una estructura vertical en boca. Un vino fino y complejo, con larga persistencia que resalta el carácter austero de su fruta y una delicada mineralidad. Tiene notas a frutas cítricas y manzanas verdes, además de notas a frutos secos, como avellanas y castañas tostadas.

Por su parte, nuestro Black Series Pinot Noir es un excelente exponente de los suelos de brecha volcánica, ricos en fierro, desarrollando un vino con estructura tánica de trama fina, intensamente frutal y discreto a la vez.

Se trata de un vino con sensación que se siente profundo, fresco y jugoso. Su estructura es delicada y firme, con taninos finos que sugieren una gran capacidad de evolución en el tiempo. Tiene notas a frutos rojos, carácter mineral casi sanguinolento. Destacan también sus notas florales que recuerdan a las violetas.

Sin duda, dos vinos que nos desafían, que nos obligan a estar muy atentos al manejo de la uva pero que nos sorprenden con una extraordinaria calidad y con un potencial tan único que solo en Malleco pudimos encontrar.